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El pequeño pueblo de Cucuron en Provenza tiene una curiosa tradición. Todos los años, el sábado después del 21 de mayo, los hombres fuertes se unen para encontrar un álamo "tan alto como la iglesia", llamado el mayo. Luego lo dejan caer y lo llevan a la iglesia para una bendición. La procesión, acompañada de cantos tradicionales, termina con bailes y una gran fiesta en la plaza principal del pueblo. Toda esta celebración es el resultado de un voto hecho por los aldeanos a Saint Tulle, la patrona del pueblo por salvar el pueblo de la epidemia de la peste en 1720. Es un evento verdaderamente único que sin duda merece la pena ver.